Desde la antigüedad las mujeres siempre tuvieron obstáculos para poder expresar su creatividad, generalmente las funciones que les asignaban estaban relacionadas a las labores domésticas, el acceso a la cultura y a la educación era un privilegio de sólo unas cuantas. La creación musical no fue la excepción y por muchos siglos se trató de un privilegio de varones, aun así a través del tiempo han existido mujeres valientes que combatieron esas ideas y decidieron revelarse a través de la música, la mayoría como cantantes o ejecutantes de algún instrumento y en menor medida encontramos a las que se aventuraban a componer, ejemplo de ello fue Barbara Strozzi.

Barbara nace en Venecia el 6 de agosto de 1619, su madre fue Isabella Garzoni, en ese entonces ella se desempeñaba como empleada doméstica en la casa de uno de los más grandes eruditos de la Venecia del S.XVII, el afamado poeta y libretista Giulio Strozzi, quien no solo la adopta y reconoce como su “hija elegida”, si no que se encarga de hacer de ella una famosa interprete y compositora.

En 1637 su padre fundó, allí en su propia casa, “La accademia degli Unisoni” una institución en donde un grupo de intelectuales, incluidos poetas, escritores y filósofos, se reúnen a debatir sobre temas centrados en política, historia y literatura y en donde Barbara audazmente logra participar como la única mujer y ganarse el respeto de los miembros gracias a su maravillosa voz y destreza en la viola da gamba.

Barbara llegó a ser un gran músico y probablemente la única en desempeñarse como compositora profesional en la corte de Venecia. Publicó alrededor de 125 obras vocales, todas ellas con total dominio y libertad creativa. Poseía una extraordinaria imaginación para la construcción de melodías y patrones rítmicos, además de expresar magistralmente “los afectos” musicales mediante tensiones armónicas entre la voz y el bajo continuo, cromatismos, virtuosismo vocal y una conexión perfecta entre el texto y la música. La mayoría de sus obras están escritas para soprano y bajo continuo – lo que nos hace pensar que probablemente fueron compuestas para ser interpretadas por ella misma – además destacan sus cantatas, duetos y madrigales.

Una de las obras más reconocidas de esta compositora es el aria para voz solista “Che si può fare”, obra incluida en su octavo libro, con poesía del libretista italiano Aurelio Aureli (1652-1708). Esta magistral pieza destaca por su carácter melancólico, mediante el cual expresa claramente una sensación de pérdida y duelo. Lo escucharemos en esta ocasión en una versión realizada a finales del año pasado como parte de la celebración por los 400 años del nacimiento de Barbara Strozzi, a cargo de la orquesta barroca Antiqva Metropoli, dirigida por el violinista Juan Luis Mátuz y en la voz, una servidora.

Sin lugar a dudas, Barbara Strozzi fue una artista asombrosa, poseedora de una mente revolucionaria para su época. Un precedente innegable para todas las mujeres en la música y digna representante de la creación femenina a lo largo de la historia.

Cynthia Sánchez, 27 de Julio de 2020