Hace algunos días leí una frase de un libro de Rossana Campo que me cautivó: “¡Los artistas no necesitan psicoanálisis, los artistas encuentran la forma de curarse a través de sus obras, de su arte!”. Definitivamente, algún especialista en salud mental que visite este blog no estará de acuerdo, y tal vez tenga razón, a veces las obras artísticas no alcanzan cuando se exceden los límites de la locura. Curiosamente esta frase me ayuda a tratar de entender un poco la vida de uno de los compositores románticos más importantes y también más atormentados, me refiero a Robert Schumann.
Robert nació en 1810 y heredó de su papá el gusto por la literatura y de su mamá el amor por la música y la tendencia a la depresión. Su vida estuvo rodeada de infortunios; de muy pequeño fue alejado de su madre, cuando tenía 15 años tuvo que afrontar el suicido de su hermana mayor y al año siguiente la muerte de su padre. Algún tiempo estudió derecho, pero en realidad sus grandes amores eran la literatura y la música; se sabe que escribía poesía y también novela. Cuando finalmente decidió convertirse en pianista, una lesión en la mano se lo impidió y fue así como se dedicó a componer, ya en el mundo de la música, por algún tiempo fue más conocido como periodista y crítico musical que como compositor, incluso fue editor de la publicación “Nueva Revista de Música”, en donde seguramente vio satisfecha su inclinación literaria.
Es muy probable que todas estas adversidades fueran la causa de que en su juventud pasara por varios episodios de angustia y depresión que lo llevaron a abusar del alcohol y el tabaco, circunstancias que no le ayudaban a congraciarse con el padre de su novia, que también era su maestro de piano. Después de luchas, incluso legales, Robert obtuvo autorización de un juez para casarse con Clara Wieck, la famosa y renombrada pianista que en varios de sus recitales llegó a interpretar sus obras.
La vida atormentada de Robert tuvo un episodio crítico cuando intentó quitarse la vida aventándose al río Rin. Después de este dramático incidente fue recluido en un hospital psiquiátrico del cual ya no saldría, finalmente el 29 de julio de 1856 murió, liberándose así de sus penas.
Pero no todo en la vida de Schumann fue tormentoso, pues llegaba a tener períodos de intensa creatividad, como si quisiera aprovechar el tiempo que le quedaba de vida; en estas temporadas fue que escribió sus más afamados ciclos para voz y piano, su concierto para piano Opus 54, estrenado por la misma Clara y muchas otras composiciones.
La obra de Schumann que acompaña este artículo lleva por nombre “Der Wassermann”, que en la traducción literal significa “El hombre del agua”. La canción relata el baile que se celebra en alguna villa donde danzan hermosas doncellas, de repente llega un apuesto caballero a bailar con la más bella y poco a poco la va alejando de las demás, ella al verse indefensa intenta regresar, pero finalmente es atrapada por los encantos del hombre del agua.
Esta es una representación muy romántica de la leyenda de los Nixe o Naecken que cuenta que estos espíritus del agua toman la forma que sea necesaria para seducir a los incautos y llevarlos así a las profundidades de algún lago o río, en donde vivirán juntos por la eternidad.
Me pregunto si el día que Robert se arrojó al río Rin, fue presa de la locura o estaba bajo los hechizos de algún espíritu del agua.
Pintura, Nils Blommér
Liliana Valadez, 5 de Octubre del 2020